Tema 4: El Método de la Filosofía.

Video del tema

 

1. Continuidad con el conocimiento ordinario


a) Continuidad con el conocimiento ordinario. 


La filosofía se sitúa en continuidad con el conocimiento humano ordinario, utilizando sus mismos recursos: se parte de la experiencia sensible, a través de la cual se llega mediante la inteligencia a conocimientos universales abstractos, y se avanza en el conocimiento realizando inferencias cuyo valor viene determinado en último término por la evidencia sensible o la intelectual. 

Existe continuidad entre el conocimiento sensible y el intelectual: pues mediante la abstracción, el entendimiento penetra en lo dado por la experiencia sensible, y mediante la conversión a las imágenes (cuando las hay), refiere las ideas universales a la realidad corpórea concreta. 

Esto no significa que deban aceptarse sin el oportuno examen todas las opiniones que suelen llamarse de sentido común (conocimiento ordinario): esas opiniones pueden estar mezcladas con errores, y la reflexión filosófica debe extenderse al examen de su legitimidad y fundamento.

Del mismo modo que no existe ningún instinto infalible de sentido común, tampoco existe una intuición propia de la filosofía: en ambos casos, utilizamos la inteligencia y razonamos mediante ella (apoyándonos en el conocimiento de los sentidos). No existen facultades especiales en la naturaleza humana para determinados tipos de conocimiento: todo conocimiento humano se realiza mediante los sentidos y la inteligencia.

La filosofía utiliza de modo sistemático los recursos de todo conocimiento humano: la experiencia, la inducción, el razonamiento; y el valor de sus afirmaciones se fundamenta sobre la evidencia, lo mismo que sucede con todo conocimiento.

Estas consideraciones permiten advertir la relación entre el conocimiento ordinario, las ciencias y la filosofía. En los tres casos, el valor del conocimiento se mide por unos mismos patrones: la utilización correcta del conocimiento sensible y del razonamiento intelectual, según las reglas que estudia la lógica.


b) Conocimiento Ordinario, Ciencia y Filosofía. 


El conocimiento ordinario se basa en la experiencia común, asequible a todos. Se extiende a todo tipo de problemas, tanto teóricos como prácticos, de la vida humana: por eso, abarca también muchas cuestiones que las ciencias particulares y la filosofía estudian de modo sistemático.

Las ciencias particulares estudian de modo pormenorizado aspectos concretos de la realidad, recurriendo de modo ordenado y sistemático a la experimentación y a diversos procedimientos lógicos (por ejemplo, al método hipotético-deductivo). De este modo, llegan a conclusiones inalcanzables por el solo conocimiento ordinario. 

La filosofía estudia la realidad buscando sus causas últimas. Para ello, toma como base tanto el conocimiento ordinario como el científico, examinando el grado de certeza que alcanzan en cada caso concreto. Y, en sus razonamientos, utiliza los recursos de la inteligencia de acuerdo con las reglas lógicas válidas para todo conocimiento humano.


Artigas, M. (1995). Introducción a la Filosofía.


_____________________________________________________

2. Filosofía y evidencia intelectual


a) Evidencia intelectual. 

El conocimiento intelectual empieza a partir de los datos sensibles, pero la inteligencia llega hasta la esencia de Ias cosas cuyos accidentes exteriores son captados por los sentidos. Los juicios universales se conocen a través de la inducción, mediante la cual la inteligencia llega hasta lo universal y necesario, abstrayendo a partir de los casos singulares: a partir de las imágenes sensibles, se llega a los juicios universales. Todas las ciencias tienen en común abstraer lo universal y necesario de lo particular. Pero, a diferencia de lo que sucede en las ciencias que se apoyan de algún modo en la evidencia sensible (en lo que se comprueba por los sentidos), la filosofía se mueve en el ámbito de la evidencia intelectual.

Fuente: http://zoosofia.files.wordpress.com/2010/12/conocimiento-aristc3b3teles.jpg

Abstracción: proceso mediante el cual la inteligencia conoce las esencias de las cosas, expresándolas mediante ideas o conceptos (hombre, planta, color, etc.). Partiendo de lo sensible e individual, se llega a conceptos intelectuales y universales.

Las ideas son universales, pues se aplican a 
muchos individuos (por ejemplo, la idea de hombre se predica de cada hombre concreto). Las imágenes son individuales: son representaciones sensibles, concretas elaboradas por la imaginación (por ejemplo, la imagen de "este hombre"). A partir de las imágenes, la inteligencia obtiene las ideas, y cuando considera los seres concretos, relaciona las ideas universales con las imágenes individuales (si se trata de seres materiales, pues respecto a los seres espirituales no pueden obtenerse imágenes sensibles). 

b) Grados de inmaterialidad. 

Fuente: Creación propia. 

Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás afirmó que las ciencias especulativas se distinguen entre sí por el grado de inmaterialidad de sus respectivos objetos. En primer lugar la ciencia natural o física estudia lo que depende en su ser de la materia (los seres materiales o cuerpos naturales, en cuya definición necesariamente entra la materia). En segundo lugar, la matemática estudia lo que aun no pudiendo existir fuera de la materia, puede ser considerado prescindiendo de ella (líneas, números, etc.). En tercer lugar la metafísica estudia todo aquello que no depende en su ser de la materia, bien porque es espiritual (por ejemplo, Dios), bien porque puede darse tanto en las realidades materiales como en las espirituales (substancia y accidentes, acto y potencia, etc.).



_____________________________________________________

3. Filosofía y comprobación experimental


Ciertamente la filosofía, al buscar las causas más profundas de lo real, se remonta con frecuencia a realidades que están más allá de lo que se puede comprobar mediante los sentidos: por eso, la evidencia que más utiliza es la evidencia intelectual. Quien pretenda basar el valor de todo conocimiento sobre la evidencia de los sentidos, encontrará grandes dificultades en la filosofía, pero también las encontrará en muchos aspectos del conocimiento ordinario que se refieren a realidades que no se pueden ver ni imaginar (por ejemplo, la inteligencia, la libertad, el bien y el mal). La filosofía, al basarse sobre la evidencia intelectual, no hace más que desarrollar de modo sistemático la capacidad de la inteligencia, aplicándola al estudio de las causas y aspectos más profundos de la realidad.

Las ciencias particulares utilizan también la evidencia intelectual, pero recurren habitualmente también a experimentos planeados de al modo que los datos obtenidos orienten o decidan las respuestas a los problemas. Utilizan frecuentemente el método hipotético-deductivo, según el cual, ante un problema, se formulan hipótesis y luego se deducen de ellas consecuencias que pueden comprobarse o refutarse mediante experimentos. La filosofía recurre a la experiencia y en ningún modo puede prescindir de ella, pero a partir de los hechos de experiencia razona remontándose a las causas esenciales que se dan de modo necesario y deduciendo de ellas consecuencias igualmente necesarias.

Por ejemplo, analizando los diversos tipos de cambios que se dan en la naturaleza, la filosofía llega a conocer que todo ente sujeto al cambio debe estar compuesto de acto y potencia. Y al analizar el conocimiento intelectual y la voluntad libre del hombre concluye de que el hombre tiene un alma espiritual (no material).

Sin embargo, al estudiar la filosofía se presenta la dificultad de prescindir de la imaginación: en ocasiones se confunde entender algo con poderlo imaginar sensiblemente, pero el que la imaginación no llegue a representarlo no quiere decir que no se haya entendido. Sólo se pueden representar con la imaginación las realidades materiales, que se captan mediante los sentidos. Las realidades espirituales no son imaginables: sin embargo, tienen un ser mucho más perfecto que las materiales (es el caso de Dios, los ángeles, y el alma humana). Tampoco son imaginables los aspectos metafísicos de la realidad: por ejemplo, el hombre es una substancia y su color es un accidente, pero no puede representarse imaginativamente qué son la substancia y el accidente, se trata, sin embargo, de aspectos de la realidad a los que se llega con certeza mediante el conocimiento intelectual.


Artigas, M. (1995). Introducción a la Filosofía.

_____________________________________________________

4. El cultivo especializado de la filosofía


El estudio de la filosofía exige adquirir una cierta familiaridad con los términos filosóficos, para captar su precisión y densidad, lo cual requiere constancia y volver muchas veces a la experiencia sensible de donde se ha partido al formular las cuestiones que se estudian.

Es lógico y sucede en todas las especialidades que exista una terminología filosófica, cuyo conocimiento es imprescindible. Además, esto viene exigido por la necesidad de precisar los conceptos, y para evitar explicaciones demasiado prolijas (minuciosas). 

Pero, una vez que se conoce esa terminología existe el peligro de plantearse problemas inexistentes: esto sucede, por ejemplo, cuando se relacionan unos términos con otros sin atender a los problemas reales; y, por otra parte, puede abusarse de la terminología en perjuicio de la claridad. Para comprender la filosofía, es necesario preguntarse en cada cuestión cuál es el problema real de que se trata. 

En todo caso, lo importante es esforzarse por comprender el sentido y la finalidad de cada rama de la filosofía, mantener la mente abierta a la verdad y profundizar en los contenidos filosóficos de la manera más objetiva posible. 


 Artigas, M. (1995). Introducción a la Filosofía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario