3. El estudio del hombre y las ciencias particulares


Las ciencias experimentales estudian al hombre en sus dimensiones materiales como ente corpóreo.

Estas ciencias, aunque no llegan a considerar, debido a su método, el espíritu humano, proporcionan importantes conocimientos para profundizar en algunos aspectos de las operaciones del hombre. Por ejemplo: los modernos desarrollo de la neurología son importantes para comprender los mecanismos que intervienen en el conocimiento, en la afectividad, y en toda la conducta humana. 

Pero, así como hay aspectos positivos en estas ciencias, también existen aspectos negativos. En este sentido, los avances de la biología humana dan lugar, en ocasiones, a posturas reduccionistas, que extrapolan los resultados científicos más allá de lo posible e ignoran los hechos que conducen a admitir la espiritualidad del alma humana. En efecto, son muchos los intentos de reducir al hombre a lo puramente material. Estos intentos ya se dieron en tiempos anteriores (Eje.: algunos monismos, la teoría evolucionista, etc.). Algunos casos son los siguientes: 

  • El emergentismo, postura contradictoria: Sus defensores advierten que en el hombre hay aspectos inexplicables por el materialismo. Pero al no admitir el espíritu (o una actitud neutra), afirman que lo específicamente humano ha emergido a partir de la materia en el curso de la evolución. Pero esta emergencia es un simple nombre para designar un transito imposible.
  • Existe una teoría que pretende explicar la realidad de la inteligencia humana mediante analogías con supuestas inteligencias artificiales, capaces de realizar algunas operaciones igual o mejor que el hombre. Pero lo propio del hombre no se puede reducir a artefactos:
Basta advertir que la relación del hombre con la verdad y la evidencia, por ejemplo, implica una capacidad que supera lo material. 

Las ciencias humanas estudian al hombre bajo diversos aspectos mediante métodos sociológicos, psicológicos, históricos, etcétera, que tienen su propio valor.

Sin embargo, para que estas ciencias estén rectamente ordenadas necesitan contar con la filosofía del hombre, que les proporcione una base metafísica. Como puede verse a continuación:
  • La sociología y la historia han de tomar como dato básico la existencia de la libertad humana, estudiada por la Antropología Filosófica. De no ser así, presentarán conclusiones científicas falsas, puesto que no existen realmente leyes sociológicas o históricas deterministas. Además, la sociología exige una base metafísica, y a de contar con la ética (basada también en la metafísica), para no reducir el comportamiento humano a factores externos que no dan razón de las normas éticas objetivas.
  • La psicología no filosófica exigen en sus planteamientos la consideración de la metafísica del hombre, lo cual no implica que sus conclusiones se deriven sin más de la filosofía. 

Las ciencias humanas tienen particularidades que las diferencian de las ciencias experimentales de la naturaleza, ya que en el objeto de su estudio - el hombre - se da la libertad. Aunque en parte pueden seguir el método experimental (Por ejemplo, en los aspectos más materiales del comportamiento humano), han de tomar en cuenta la Filosofía del hombre (Antropología Filosófica). 

Algunas consideraciones en el ámbito del personalismo.

El tema de la persona es una aportación al pensamiento por el cristianismo. Sin embargo, ha habido algunas interpretaciones erróneas, como la de los personalistas (no todos, por ejemplo, el Papa San Juan Pablo II era de pensamiento personalista pero no cayó en estas interpretaciones erróneas) que toman como punto de referencia no la noción de persona entendida como subsistencia, sino como relación subsistente (que es el modo de definir las Personas Divinas). Y al aplicar esta definición al hombre, queda puesto de relieve que el hombre se constituye como persona por relación con los demás hombres. Y en consecuencia, la sociabilidad del hombre queda muy realzada, quedando postergada su singularidad. Por eso, se llega a la tesis insostenible de que la sociedad es anterior a la persona y la funda. Por el contrario, aunque sólo existiese un hombre sería persona humana.

Otro aspecto importante de algunos personalismos es la dificultad para fundamentar en la persona una ética de validez universal. Esto se resuelve argumentando que, como lo común a todos los hombres es la naturaleza, la ética tiene una validez universal si se fundamenta sobre la naturaleza humana. Pero si se fundamenta sobre la persona en su singularidad, entonces puede ocurrir que se sobrevalore la conciencia individual con respecto a la norma, y se llega a una moral de situación, donde da lo mismo decir que para cada situación lo moralmente bueno es distinto que decir que para cada persona lo moralmente bueno es distinto, esto no hace más que reforzar el relativismo moral.

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